sábado, 4 de noviembre de 2017

Primera vez

Qué mágico fue rozar tu voz,
sentir que a un corto suspiro
me diste de beber tu aliento
en una noche sin testigos
ni prejuicios vagos de temor
y solamente tu respiro
se concentraba en ese espacio
como si no existiera el viento.

Qué tímido al rozar tus senos,
aquella vez cuando la luna
nos observaba silenciosa
mientras peleabas con tu conciencia
y respirabas agitada
les di un regalo a mis dedos
que tocaran por fortuna
la sinfonía más hermosa.
.

Qué intenso fue tocar tu piel,
aquella noche fantasiosa
cuando levantaste tu moral
y la arrojaste al vacío
y me diste a probar tu miel
en mis sábanas presurosas,
cómplices por verte a cabal
indefensa y sin vestidos.